La motivación de un alumno de Elearning, igual que la del resto de estudiantes, se basa en su necesidad de captar y percibir que el profesor está compenetrado con él o ella para sintonizarse emocionalmente. Este hecho no está reñido con el nivel de dificultad de una materia o con el propio resultado obtenido por el alumno. Es precisamente ese sentimiento de sintonía emocional del alumno el que puede transportarlo a un estado de flujo donde el aprendizaje se haga bajo una motivación surgida de la relación entre profesor y alumno.
Pero también puede darse el caso contrario. Es decir, cuando un alumno percibe la falta de empatía por parte de su profesor y, en este caso, el resultado que puede producirse será bien diferente, ya que generará un flujo de emociones negativas que con mucha probabilidad conducirán al estudiante a un estado negativo frente al estudio y el aprendizaje de esa materia.
Esta habilidad de empatía subyace en muchas facetas del juicio y la acción ética. Por este motivo puede darse el caso de que, ante la posible actuación de un profesor, sea finalmente todo el grupo de alumnos el que genere un juicio sobre el mismo, y que los propios estudiantes empaticen entre sí a causa de una actuación del profesor que todos juzgan al unísono. Esta situación puede producirse tanto de un modo positivo, consiguiendo la motivación, como negativo, propiciando la desidia del alumno.
Las habilidades interpersonales se sostienen sobre el autocontrol y la empatía. Estas aptitudes sociales garantizan la eficacia en el trato con los demás, y su falta es la causante del fracaso interpersonal. Incluso personas intelectualmente brillantes (caso común entre profesores) fracasan en sus relaciones resultando arrogantes, insensibles y hasta odiosas [Goleman 1966].
Hay que ser conscientes que el ser humano percibe los sentimientos de los demás (o los interpreta) ya que emitimos señales emocionales que afectan a aquellos con quien nos relacionamos.
Si un profesor se muestra diestro socialmente, tendrá más control sobre las emociones que emite. La inteligencia emocional incluye el dominio de este intercambio emocional. Un profesor puede ser un espejo emocional para sus alumnos. Esa imitación emocional por parte de los estudiantes puede ser gestionada por parte del profesor porque es posible transmitir el estado de ánimo y efectuar un contagio emocional.
Thomas Hatch y Howard Gardner identificaron como elementos que componen la inteligencia emocional: la organización de grupos, negociar soluciones, las conexiones personales y el análisis social. ¿No nos recuerda todo esto a un entorno de elearning?
Adentrándose en las conexiones personales, Hatch y Gardner destacan la inteligencia emocional como la habilidad principal que dará excelentes profesores. Esta habilidad se asienta en la empatía. Sin embargo, todas las características constituyen el foco de la inteligencia interpersonal, siendo su eje central la facilidad para conectar con el resto de las personas. Esta inteligencia interpersonal provoca saber organizar y resolver conflictos, leer reacciones y sentimientos y, en especial, guiar al grupo hacia sus objetivos. Concentrándose de nuevo en la figura del profesor se ve claramente que una función reconocida por todos es la de guiar al alumno hacia sus objetivos.
Los entornos de Eleraning no están alejados de todos los conceptos explicados, sin embargo, es común que se pierdan o incluso desprecien porque se interpreta que una formación en la modalidad online se aleja del contacto humano. Nada más lejos de la realidad si se sabe construir escenarios y entornos de elearning propicios para el aprendizaje más allá de la mera teoría o información.